No todos los países de America Latina asumen compromiso con sus comunidades y futuras generaciones

Introducción

Luego de nueve meses se cierra el proceso oficial de recepción de las estrategias que cada país desarrollará para dar curso al proceso de descarbonización a nivel global. El abandono de los combustibles fósiles es vital e inminente; la ciencia ha sido clara al respecto y los registros de temperatura global – con agosto de este año con las temperaturas más altas registradas en la historia-  son un verificador incuestionable de la necesidad de cambiar el modelo de desarrollo y fuentes de energía para frenar el aumento de la temperatura global y sus limitar sus consecuencias desastrosas. Aumento en el nivel del mar, fuertes e inusuales lluvias, pérdidas de la masa glaciar y afectación de ecosistemas vitales ya se han dejado sentir en diversas partes del globo y en la región. En Brasil, las sequías anormales y su impacto en la generación eléctrica, han reafirmado el llamado mundial para la transformación energética de los países y ha favorecido que el gigante verde apueste por generar un 23% de la energía de fuentes renovables no convencional para 2030 a fin de avanzar sostenidamente  hacia una completa descarbonización en 2100. Perú, por su parte, ha presentado metas para la reducción de sus emisiones que incluyen a seis sectores claves, aún cuando un tercio de su compromiso ha quedado supeditado a la existencia de financiamiento internacional. Chile, desconociendo los beneficios emprender una trayectoria hacia un 100% de energía renovable a 2050, ha presentado una contribución en base a la intensidad carbónica de economía. Hoy, Costa Rica, a diferencia de Perú, no establece acciones condicionales y plantea la reducción sostenida de las emisiones per cápita llegando a -0,27 a fines de siglo, en línea con los requerimientos científicos. Con estos aportes, 14 de 32 países de la región, que incluyen cinco países del Caribe, hacen oficial su compromiso las futuras generaciones y los sistemas y formas de vida de sus comunidades y pueblos. Este año, la oportunidad de alinear los planes de acción climática con los objetivos de eliminación de la pobreza y seguridad alimentaria en la región está más presente que nunca.

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Mensajes Claves

  • Más de 100 países hicieron oficiales sus planes para transitar a un mundo de energías renovables y sistemas resilientes. El desarrollo de los planes de acción a nivel nacional no es un asunto de los “países ricos, es propio de países inteligentes”  ya que acciones proactivas limitarán los impactos y permitirán capturar oportunidades. En dos meses los líderes de gobiernos volverán a mirar sus planes y definirán los detalles del Acuerdo que trazará la senda y ritmo del proceso de descarbonización de las actividades humanas sobre la Tierra. Con los compromisos de grandes emisores como Brasil y de importantes actores como Costa Rica, la transición hacia un mundo renovable y limpio es cada vez más cierta.
  • Una trayectoria hacia el 100% de energía renovable generará mayores beneficios en todas las dimensiones de la sostenibilidad. Estudios realizados en países del norte, sur, este y oeste del globo coinciden en lo mismo. Si los planes de acción climática apuestan por un 100% de energía de  fuentes renovables al año 2050, existirán menos problemas de contaminación en las grandes ciudades, existiría un   impulso importante en la generación de empleo y se obtendrían enormes ahorros fiscales asociados a la reducción de las importaciones de combustibles fósiles. Asimismo, con los precios de las energías renovables cada vez más bajos, los beneficios son múltiples y escalables.
  • La reducción de emisiones y la adaptación a los impactos del cambio climático son vitales en América Latina. Los planes de climática presentados por los países de América Latina coinciden en la necesidad de generar mecanismos y acciones para aumentar la resiliencia de sus pueblos. En mitigación, las acciones en el sector forestal y cambio de uso de suelo siguen siendo claves, aun cuando el crecimiento de las ciudades presenta importantes desafíos. Afortunadamente, el nuevo régimen global en base a fuentes de energía limpia, local y de bajo impacto ambiental permitirá fortalecer los compromisos internacionales asumidos el pasado fin de semana, que incluyen detener la deforestación al año 2020.

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Citas relevantes

  • «Mi país se compromete a reducir de aquí al 2030 sus emisiones de CO2 en un 30% en relación al piso del año 2007, y en hasta un 45% si contamos con apoyo internacional. Además, nos comprometemos a recuperar 100 mil hectáreas de bosques y a reforestar 100 mil adicionales”.- Michelle Bachelet, presidente de Chile.
  • “A Agenda 2030 nos ofrece un horizonte compartido, ahora nos toca actuar. Cada uno en su país, pero también cooperando unos con otros en los diferentes espacios Norte-Sur y Sur-Sur, y abordando los desafíos globales de manera conjunta en los espaciomultilaterales”.-  Michelle Bachelet, presidente de Chile.
  • «Frenar el calentamiento del planeta es una necesidad urgente, tarea en que esta generación tiene quizás la última posibilidad de enmendar el rumbo de producción y consumo que hoy nos tienen en este escenario, y avanzar hacia una economía sustentable». Pablo Badenier, ministro del Medio Ambiente de Chile.
  • «Hasta 2020, Brasil pretende: primero, el fin de la deforestación ilegal en el país. Segundo, la restauración y la reflorestación de 12 millones de hectáreas. Tercero, la recuperación de 15 millones de hectáreas de pastos degradados. Cuatro, la integración de 5 millones de hectáreas de cultivo-pecuaria-floresta».- Dilma Rousseff, presidenta de Brasil.
  • “Aunque sea insuficiente en función de lo que pudiera contribuir Brasil, es una de las metas más ambiciosas presentadas hasta ahora. Rousseff demuestra, con ese anuncio, que Brasil quiere salir del grupo de países que son parte del problema, para integrar el grupo de los que buscan una solución”.- Carlos Rittl, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.

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