Cuando la seguridad energética se entiende como extracción no convencional de fósiles y más ductos algo que anda mal en México

Introducción

A solo semanas de que el Presidente de México reconociera en territorio extranjero que “uno de los mayores retos de la humanidad es contar con energía limpia y suficiente para satisfacer la demanda futura a nivel global” en territorio nacional los temas en materia energética no parecen dirigirse hacia dicha necesaria, inevitable y deseada imagen futuro. Ayer, martes 01 de marzo, 43 organizaciones de la sociedad civil Mexicana han denunciado la autorización de la Comisión Nacional de Hidrocarburos a la alicaída Pemex para perforar tres pozos de hidrocarburos por medio de la técnica de fractura hidráulica (fracking), validada en la Reforma Energética llevada adelante por Peña Nieto. Cuando los recientes acuerdos con su vecino del norte insisten en “promover el desarrollo sostenible de los recursos no convencionales» mediante técnicas como la fractura hidráulica e impulsar la seguridad energética y eficiencia, mediate una red de ductos de gas que llegue a Guatemala, no queda duda que, como dice el mismo Peña Nieto, “la transición energética requiere voluntad y liderazgo político”, sobretodo cuando México podría generar hasta un 46% de su electricidad a partir de fuentes renovables a partir de 2030.

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